jueves, abril 13, 2006

CONFIESO

¿Cuál es mi religión? Definitivamente este es un tema que remueve las profundidades más oscuras de este ser existencial, hace que recuerde un sin fin de frases dichas por quien sabe quien y en situaciones que se hacen imposibles de imaginar. Una de ellas por ejemplo, resuena en este instante en mi cabeza como campana de iglesia en un día domingo: “no se vive sin la fe, la fe es el conocimiento de la vida humana,
la fe es la fuerza de la vida, si el hombre vive es por que cree en algo” Leon Tolstoi (proverbia.net)
Sé que esta cita responde a todas esas preguntas planteadas por mi inconciente, lo digo de esta forma ya que siempre han sido interrogaciones estancadas en mí, que no fueron capaces de mostrarse hasta aclarar las ideas, debo reconocer que no sabía como hacerlo, incluso no me había percatado de la necesidad profunda que existía en mi interior hasta que comencé escribir, pero no me quedo ahí, mi naturalaza es ir mas allá y mi paso siguiente es cuestionarme ¿Qué es la fe?
Y salen palabras sueltas que fueron recopiladas y adornadas para un fin especial que hoy es solo un recuerdo más y he aquí la respuesta: “¿Qué es la fe? Fuerza ¿Qué es la fe? Vida ¿Qué es la fe? Creer en algo ¿Creer en que? En lo que quiero.” (Obra Juana de arco, 2001)

Siendo muy sincera, ésta sería la definición de mi religión, es decir, creer, simplemente creer, en lo que uno quiera y sin juicio de valor. Esta creencia debe ser ante todo a ojos cerrados, tiene que ser el centro de nuestras vidas, algo tan esencial como nuestra respiración, cosa que en estos días es muy difícil de ver debido a que esta sociedad está demasiado apurada. La memoria es frágil, se subestima esta pequeña palabra y lo más probable es que muchos no sean concientes de sus creencias. Por esta razón me complica el tener que buscar, ordenar, desarmarme y rearmarme como ser humano para encontrar el motor de mi vida.
Luego de seguir paso a paso lo ya dicho puedo afirmar que mi creencia no se estanca, avanza constantemente, aumenta, sí, definitivamente aumenta, incluso se aferra. Con cada hora, minuto o segundo, esta se apega a algo más, seguramente son por cosas inconclusas que desconozco y que en estos momentos no pretendo aclarar. Ahora ya que todo lo dicho está interiorizado y un poco aceptado estoy segura de decir, mi religión es creer en mí, porque soy lo único seguro que tengo; sé mi reacciones, mis temores, mis vicios y mis dolores, no me sorprendo de mis acciones, todas ellas son mecanismos que manejo a la perfección, sé mi historia, la comprendo, la quiero, soy refugio impenetrable, no me abandono, soy lo que soy y no hay más. Creo en la mujer de fuerza, esa que aguanta, soporta, se desvela, confío en esa mujer que extiende sus brazos al que lo necesita y no tiene temor de entregarse por entero, creo en la mujer por ser mujer. Creo en las horas, por que marcan mis pasos, dejan huellas, me recuerdan que estoy viva, me acompañan y lo mejor de todo es que ninguna es igual a la otra. Creo en el día que despierta, alumbra, revela, su energía penetra en lo profundo. Creo en la noche, por su belleza, es sincera, se muestra en medio del silencio, deja brotar lo sueños, la ilusiones, los mejores momentos se viven en la noche, esconde mi alma, trae los recuerdos, la inspiración, me serena con su nada, me conquista. Creo en tu sonrisa y en la mía, por lo que evoca, lo que significa. Creo en Dios, por ser inmenso, porque lo siento conmigo, lo siento en la gente, porque me mira y me contengo para no llorar. Me conoce, es el amor que nace desde lo profundo, es el gran misterio que existe en este mundo, es mi padre, mi amigo y compañero, es el consuelo de muchos, porque no necesito hablar para que escuche mi voz, porque el me marca el camino a la salvación, porque me quiere a pesar que soy débil, me sostiene y respeto su palabra y su voluntad. Creo en el silencio que llena el alma, en lo hermoso de su sonido, en su cercanía constante. Creo en la nada debido a que a partir de ella uno crea. Creo en el amor y el desamor, ¿Cómo no podría hacerlo? Son experiencias que no ayudan a construir algo mejor, es comunitario, las almas se reflejan unas con otras hasta que se transforman en una, te eleva y muchas veces te suelta sin previo aviso, duele, claro que duele y gracias a esto nos damos cuenta de que estamos más vivos que nunca. Creo en mis amigas, por que son parte de uno mismo, son el sustento del día a día, maravillas imborrables, me atrevería a decir que son estrellas alcanzables. Creo en el vacío y el abismo porque inundan mi vivir. Creo en cada letra que imprimen mis manos, porque son sacadas desde los sentimientos más reales. Creo en las lágrimas que nacen y que mueren, ya que cada una de ellas tiene un porqué. Creo en los niños, jóvenes y ancianos, porque son etapas que marcan nuestro paso. Creo en los sentimientos, los rencores, las envidias, las ilusiones, los sueños, las dudas, los proyectos, en el teatro, en el ego, en los aplausos.

Creo en la inseguridad, en la valentía y fortaleza, por la sinceridad que se transluce en cada una de ellas. Creo firmemente en el pasado, el presente y el futuro, por formar la historia conocida como propia. Creo en el colegio y sus rincones, debido a que en estos 5 años casi 6 pasaron a ser míos, creo en las profesoras y sus enseñanzas, en las monjas y su fe. Creo en mi familia y en mis perros, en la gente, en el mundo y el universo, en lo mío y en lo ajeno, realmente creo que a pesar de estar viva, me muero de a poco, por las ansias incontrolables, mi vergüenza latente, mi pánico al fracaso, mi sed de afecto y la inseguridad que llevo dentro, la cual me llena de interrogantes que destruyen los pilares, me llena de angustia el alma, empapa mis ojos de ira, produce gritos silenciosos en mi garganta y tiembla la seguridad en mis manos. Entonces recopilo lo ya muerto, miro un par de sueños, ahogo algunos años y me concentro en realizar, pero como soy una niña atrapada en el cuerpo de una mujer, suelo fallar, entonces mi todo se transforma en nada y tengo que empezar otra vez a convencerme de que las creencias ya encarnadas siguen valiendo la pena. Tal vez es mi historia la que produce que mi vida tenga tantos altos y bajos, tal vez es solo por eso que me convierto en pasos a seguir: querer, desear, buscar, encontrar, perder. ¡Si tan solo pudiera creer sin cuestionar! No voy a negar que haya tenido momentos en los que respiro olor a vida, pero mi fragilidad sale a la luz cuando menos lo espero y en estos instantes es donde puedo entender la frase del filósofo Jean Paul Sastre “La fe, incluso la profunda, nunca es completa.” (proverbia.net) me falta algo, lo se, así que rápidamente me adentré en lo complejo, abrí un par de heridas, hablé con mi sombra, me miré directo a los ojos y vislumbre en un rincón de lo que soy, mi carencia mas grande “el querer”. Quiero esconderme en un abrazo, encontrar el sentido. Quiero creer que esto vale, quiero creer que creo, quiero creer que te importo, quiero creer que si puedo, quiero creer simplemente creer.

El único motivo que tengo para confesar todo esto es para volcar o plasmar en el papel la imagen reflejada de alguien que juega a tapar sus temores y sus miedos en convicciones soñadas que se transforman en realidad. He desnudado mi alma, te la he mostrado y de esta forma, completamente indefensa me vuelvo a preguntar ¿Cuál es mi religión? pero las palabras se mezclan y no puedo pensar, dentro mío ya no hay nada, solo puedo decirte que hoy he sido franca.