domingo, febrero 12, 2006

de vuelta al infierno


El verse herida por situaciones como esta es normal, uno se pierde en el fondo de ese mar tan oscuro y tenebroso en el cual ni se vislumbra la superficie, estaba todo tan podrido, muerto y mudo, la presencia de la gente ya no era necesaria, las palabras de consuelo se transformaban en falsedades concientes, todos se veían tan conformes con sus miradas de piedad y tan orgullosos de decir tanta estupidez. No podía dejar de mirarlos, a ratos me sentía en un circo romano, donde seria asesinada brutalmente, para alimentar a las masas de ese placer tan culpable que tanto añoran, no se como logran soportarse, se creen animales de raza fina solo por que creen tener una vida perfecta, con familias perfectas, con amigos perfectos y por q están parados en sus 2 perfectos pies, en su maldito y perfecto suelo. Ya no tolero sus palabras al aire que según lo establecido están acorde a la situación ¿establecido por quien?
En sus rostros se veía nítidamente la lastima inspirada y me alegro, por que cuando lleguen a sus casas sus vidas seguirán siendo iguales y a la hora de almuerzo, el tema entre platos seré, yo, en cambio cuando llegue a mi casa o lo que queda de ella se terminará por destruir lo poco de vida que me queda. De pronto los actores dejaron de importarme y el escenario cautivó mi atención, en el se encontraba la respuesta a mi necesidad; un letrero, un simple letrero, que crecía cada vez que lo miraba;

SALIDA

Me vi corriendo por un bosque, con esos típicos trajes blancos de mujeres antiguas, con flores en el pelo, entre los árboles aparecía una casa pequeña, de madera y yo no dejaba de correr. Esta imagen se repitió una y otra vez.

Al llegar a mi casa la imagen del bosque era lo único que tenía en mi cabeza, hice un recorrido por la casa, arreglé un par de cosas y subí.
La tina estaba llena, el cuchillo en la mano y mi cuerpo en el agua, sin siquiera darme cuanta estaba todo echo, el agua tenia un color rojo, el sueño me inundaba, eso lo pude notar por el peso de mis parpados, ya no estaba tensa, esperaba lo mejor. A lo lejos se escuchaba ruido, golpes en la puerta, gritos de una o dos personas no lo recuerdo bien, mi cara se hundía lentamente en este abismo y los sueños se encargaban de detener mi respiración, abrí los ojos, todo era del color de mis deseos. Llegué a mi bosque, entre medio de lo árboles se apreciaba el mar, la casa al fondo del camino, el olor a hogar me hizo sentir viva, cerré los ojos para poder disfrutar el momento de felicidad, los abrí y ya no había nada, mi cuerpo comenzó temblar, la presión en mi pecho se hizo insoportable, no veía nada, estaba asustada, me dolía, todo me dolía, tenía frío y ganas de gritar pero por mas que lo intentaba de mi boca no salía sonido alguno, el murmullo era constante, ensordecedor.

Pieza blanca, cama blanca, bata blanca.

De vuelta a la vida, de regreso al infierno, enfrentando conflictos, superando los traumas, reconociendo dolores, intentando sentir.